A veces hasta los los que sabemos de esto, podemos llegar a ser muy lusers. Seguro que más de un informático al leer esto se sentirá identificado sin ninguna duda.
Dado que hace unas semanas pasé a formar parte de la empresa con más trabajadores de España, decidí que era buen momento para hacer algo por mi cuenta. Y para ello he decidido aprender Python junto con Django y Mongodb, para sentar una buena base de lo que pretendo hacer.
Os pongo en situación: Uso un PC con Debian Wheezy como sistema operativo principal (Porque tengo otros tres sistemas operativos más instalados. Cosas que tenemos los frikis) funcionando a las mil maravillas, aunque al ser la versión estable y tener paquetes más antiguos, más de una vez me las he visto y deseado para poder correr todo en condiciones (La última fue el pegarme con el nuevo monitor que puse en mi PC para trabajar con dos escritorios a la vez. Resultado: Las X desconfiguradas y toda una tarde intentando averiguar como restaurarlas y obligar a mi PC a tragarse el monitor secundario). Debian por defecto lleva instalada la versión 2.7 de Python, que es la estable más antigua que hay. Sin embargo ya van por la versión 3, que tiene sus diferencias con la anterior, y claro, ya que me voy a poner a aprender todo el tinglado, mejor hacerlo con lo más actual. Así que decidí desinstalar la versión 2.7 de python, e instalar la versión 3.
En este punto tengo que destacar una cosa: Linux puede ser muy seguro, y altamente fiable, pero para bien y para mal (Si, un «y» y no un «ó»), también te deja hacer TODO lo que tu quieras sin quejarse demasiado, o si se queja puedes mandarle a freir espárragos y continuar con lo que querías. Windows a la mínima que intentas hacer algo que no le gusta «¡Ey donde vas! Ni se te ocurra hacer semejante cazurrada. No toques las cosas de no tocar». Por eso en parte me gustan tan poco las ventanitas…
A lo que iba. Al darle al aplicar los cambios en el gestor de paquetes todo parecía perfecto: Se instala python 3 y sus dependencias, desinstalando 2.7… y ahí es cuando me dio el infarto de corazón por no haber caído yo en la cuenta de cuales eran «exactamente» las consecuencias de lo que estaba haciendo. Al desinstalar python 2.7, el sistema también empezó a desinstalar tooooooodos los paquetes que tuvieran python 2.7 como dependencia, lo que viene a ser que empezó por desinstalarme gnome (El entorno gráfico que uso), seguido de librerías absolutamente esenciales para el sistema. Os podéis imaginar lo que esto conlleva: Tener un sistema operativo que se iba a quedar en bragas y en el que no podría hacer prácticamente nada, por no decir absolutamente nada.
Por supuesto mi reacción fue parar todo este proceso para ver si al menos podría rescatar parte del sistema, pero el proceso ya era imparable, por lo cual tomé medidas de emergencia: Botonazo al PC. Por supuesto en cuanto reinicie el PC, eso no tenia vuelta de hoja, me había cargado ya el entorno gráfico y cosas esenciales del sistema. Podía logarme en modo consola, pero poco más allá.
Ya os imagináis el cuerpo que se me quedó. Un sistema que había mimado tanto, con tantos apaños, ñapas y correcciones a tomar por saco en cuestión de segundos. Si no me quedé blanco fue de milagro. Lo bueno de las tragedias, es que yo siempre intento sacar partido de ellas, y esta no iba a ser menos. Lo primero que hice fue iniciar el Ubuntu que tengo instalado, y hacer copia de todos mis datos que tenia en la partición de Debian para tenerlos a buen recaudo (Cosa que me llevo un rato, 100GB no es moco de pavo). Una vez esto, y visto que mi pobre Debian Wheezy le tenia ya un poco oxidado con los paquetes antiguos, decidí que me pasaría a la versión de testing también llamada Jessie (Para los que no lo sepan, las versiones de Debian tienen nombres de juguetes de Toy Story), y que tiene paquetes bastante más actualizados, por lo que muchas cosas deberían funcionar mejor. Así que manos a la obra, instalé la versión estable que tenia antes, y le cambié los repositorios para que apuntaran a los de Jessie. Refrescar y aplicar actualizaciones llevo un rato muyyyyy largo, ya que era una actualización completa con todas las de la ley. Después una restauración de los 100GB de datos que tenía, y finiquitado. El resultado ha sido inmejorable. Los apaños que tuve que hacer para la versión anterior, no me hicieron falta ya que tenía solucionado esos fallos, y casi todo funciona como debería (Nunca un informático podrá decir que absolutamente todo funciona perfectamente).
Conclusión de todo esto: Hasta los que ya estamos un poco curtidos en estos temas, podemos hacer las cagadas más monumentales. Es más, nosotros somos los que podemos meter la pata más hasta el fondo sin querer ya que muchas veces actuamos por inercia y pasamos cosas por alto que pueden ser fatales. Todos tenemos nuestro puntito luser queramos o no.